La spirulina puede que no sea un plato básico en los menús de los restaurantes, pero muchas personas suplementan su dieta con ella pues saben de sus numerosos beneficios debido a la amplia gama de vitaminas y minerales esenciales que posee.
La espirulina es un suplemento dietético ideal anti-envejecimiento gracias a su valor nutritivo concentrado, a que es fácil de digerir y a que contiene antioxidantes como el beta caroteno, que es bueno para la salud de los ojos y la visión.
Este alga microscópica constituye un complemento alimentario de calidad rico en hierro asimilable que contiene más beta-caroteno, hierro, vitamina B12 y ácido gama linoleico que cualquier otro alimento. Contiene además vitamina E, calcio, fósforo y magnesio.
Es baja en grasas saturadas, a diferencia de otros alimentos con alto valor nutricional, como los lácteos y las carnes, y aporta ácidos grasos esenciales, que no pueden hallarse en la carne, huevo y lácteos. También es baja en calorías.
La espirulina es especialmente eficaz en casos de anemia, desmineralización y agotamiento. Ayuda a recuperar la forma física, la energía y la vitalidad y a desintoxicar el organismo.
La espirulina es fuente de vitamina B-12, esencial para la salud de los nervios y tejidos, especialmente para los vegetarianos.
La espirulina es rica en hierro y es más fácil de absorber que otros suplementos dietéticos. El hierro es esencial para construir un sistema inmunitario fuerte, y es la deficiencia mineral más común.
La spirulina es también un potente regenerador de la flora intestinal y es un poderoso activador de los mecanismos celulares de desintoxicación. Nutre y protege al hígado y riñones.
Cómo consumir la espirulina
La espirulina la puedes tomar de diferentes formas. La más común es en píldora, pero también si lo prefieres puedes mezclarla con el guacamole o hummus, o añadirla en polvo a diferentes salsas. También añadirla a un batido, para un delicioso desayuno, almuerzo o merienda.