Campañas informativas, actividades para adultos y niños, actos y eventos en todo el mundo conmemoran este 7 de abril, fecha de creación de la OMS, el Día Mundial de la Salud. Como cada aniversario, todo gira en torno a una temática considerada de prioridad máxima por su incidencia en la salud de la población mundial y en esta ocasión se ha escogido la diabetes.
347 millones de personas la padecen en todo el mundo, cifra alarmante si tenemos en cuenta, además, su relación con otras dolencias graves como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, el colesterol y la mala salud bucal.
La propia Organización de la Salud la define como una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce la suficiente insulina –hormona que regula los niveles de azúcar en sangre- o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. En el primero de los casos es necesario, pues, su administración, externa.
El segundo supuesto, no debido a componentes genéticos, sino a factores externos como la mala alimentación o la vida sedentaria asociada al empleo abusivo de las nuevas tecnologías y la ausencia de práctica deportiva, es la que está aumentando a ritmo vertiginoso. Este caso es el que padece el 90 por ciento de los diabéticos.
Entre la información aportada este año en torno a esta enfermedad, sobresale un inquietante dato: la diabetes será la séptima causa de defunción en 2030. Así las cosas, y para luchar contra este pronóstico, la prevención resulta, de momento, la única vía para vencerla.
El autor del libro Tú eres tu Medicina, Ata Pouramini, ha elaborado un decálogo para controlar el azúcar en la dieta. Tal como apunta el experto, la no comprensión de los etiquetados de muchos productos nos hace creer en la inocuidad de los mismos en cuanto a su carga de azúcar. Por eso, es necesario conocerlos y, a ser posible, eliminarlos de la cesta de la compra. Toma nota de los siguientes consejos para reducir la presencia de este componente de tu dieta diaria:
1. Fructosa, sirope de ágape, sirope de maíz y miel. Muchas veces buscamos sólo la palabra azúcar y, al no encontrarla, pensamos que el producto es bajo en calorías y saludable. Dedícale unos minutos a leer la composición. Lo vas a notar enseguida en la báscula.
2. Ojo con la indicación ‘azúcares añadidos’. Son los que se incluyen, por ejemplo, en la fruta enlatada. A veces se conserva con sirope (a eso se refieren con azúcares añadidos) y o el propio zumo del alimento.
3. No creas en la etiqueta Light. A pesar de que mucha gente conoce este dato, todavía se venden estos productos con edulcorantes químicos, no especialmente beneficiosos para la salud.
4. Elimina de tu vida los refrescos azucarados. La OMS ya les señala como uno de los grandes responsables del aumento de la obesidad infantil. Varios gobiernos están limitando su consumo, aumentado su gravamen.
5. No compres zumos envasados si quieres reducir el azúcar. Tienen mucho y, además, no siempre natural.
6. Pásate a los hidratos integrales: pan blanco, arroz y pasta. La grasa saludable ayuda a mantener los niveles correctos de azúcar, evitando los picos de insulina y sus efectos indeseados y peligrosos.
7. La fruta natural tiene azúcar. Por su riqueza en otros componentes saludables necesitamos comerla, pero, ¡ojo!, mejor la menos dulce. Releguemos pues al plátano, el mango o la sandía si, además, queremos perder peso.
8. Si te encanta el dulce, busca su sabor en otros productos. Adereza tus comidas con extracto de vainilla, cítricos, canela, polvos de jengibre y nuez moscada.
9. Xylitol y Estevia son mejores edulcorantes que la sacarina. El azúcar moreno, mejor que el blanco.
10. Y, por último, ni se te ocurra eliminar de golpe el azúcar de tu dieta. Debes acostumbrar a tu organismo y evitarle peligrosas bajadas de insulina.
En definitiva, una dieta balanceada que incluya alimentos con un Índice Glicémico bajo (IG) y que sean ricos en calcio, potasio, magnesio, fibras y vitaminas A, E y C. Por ejemplo: el salmón, las nueces, las judías, las espinacas, los frutos cítricos, los tomates, la leche y el yogur desnatados, y los arándanos. Resulta imprescindible evitar todo lo que es repostería o que lleva grasas saturadas cómo el chocolate, la mantequilla, las salsas, o lo que incluya en su composición grasa hidrogenada, como los snacks, las patatas fritas y la repostería industrial.
Font: mercadodedinero.es